Muchas veces leemos en muchas noticias, o en muchos blogs términos que damos por supuestos de tanto leerlos u oirlos, pero que no llegamos a comprender su total significado y el beneficio que podemos extraer de ellos. Todos tenemos, o conocemos, lo que son las cuentas de correo electrónico. Y casi todos usamos cuentas alojadas en Gmail, Yahoo, Hotmail, etc..., porque son gratuitas y porque su batalla particular ha ido favoreciendo a los usuarios hasta tener una alta capacidad de almacenamiento y funcionalidades realmente útiles.
Sin embargo muchos utilizamos, tanto en casa como en el trabajo, algún software que nos evita conectarnos a Internet para leer en el Webmail nuestros correos. Así conseguimos mantener bien ordenados nuestros mails, nos agiliza el trabajo de enviar un mensaje y además nos vincula con nuestra agenda, contactos, etc..., sin tener que estar conectados a la Red. De algunos ya os hablé hace un tiempo, así que iré directamente al grano. Existen dos protocolos de uso para la gestión de nuestros correos electrónicos, POP e IMAP, que son los más extendidos y nos permiten acceder a nuestras cuentas de manera diferente. Vamos a comenzar hablando qué nos ofrece una cuenta IMAP: